Pocas gastronomías en el mundo pueden presumir de ser un crisol de culturas e influencias tan vibrante y seductora como la cocina criolla de Cuba. Esta deliciosa expresión del mestizaje cultural de la isla caribeña es un auténtico festín para los sentidos que enamora con su amplio abanico de colores, aromas intensos, sabores cautivadores y texturas irresistibles.
Las raíces culinarias cubanas hunden sus raíces en las tradiciones españolas heredadas desde los tiempos de la colonia, pero pronto se vieron enriquecidas por los aportes de las culturas africanas traídas con la esclavitud, las influencias taínas de los pueblos originarios, así como otros influjos provenientes de China, Francia, el Medio Oriente y por supuesto, el Caribe insular. Esta amalgama de ingredientes, técnicas de cocción y sabores es lo que da forma a la deliciosa y cautivadora cocina criolla.
El plato nacional por excelencia es sin duda el humilde pero delicioso congrí, un suculento guiso de frijoles negros cocinados lentamente junto con arroz blanco, tocino ahumado, cebolla, ajo y otros condimentos. Simple en apariencia, pero intenso y contundente en sabor, el congrí representa la esencia misma de los sabores criollos y se encuentra en cualquier hogar u hostal de la isla.
Otro gran ícono culinario es la ropa vieja, un estofado de carne de res deshilachada en una salsa criolla de tomates, pimientos, comino, cilantro, ajo y hierbas aromáticas. El peculiar nombre hace alusión a que las hebras de carne desmenuzada parecen “trapos o ropa vieja”. Este plato robusto pero repleto de sabores se suele acompañar con arroz blanco o moros y cristianos, y nunca falta el plátano burro o macho frito como guarnición.
En Cuba reina la cultura del cerdo y su carne se aprecia en mil formas y presentaciones diferentes. Una de las más representativas son los lechones asados u horneados enteros. Estas pequeñas cerditas son cocinadas lentamente a la parrilla o en hornos de barro hasta lograr una piel crocante y una carne muy tierna y jugosa en su interior. A menudo se rellenan con una exquisita mezcla de moros y cristianos o arroz con huevo. Toda una ceremonia culinaria que enorgullece a cualquier anfitrión isleño.
Pero la maestría culinaria cubana con el cerdo no termina ahí. Las masas o masitas de cerdo rellenas son otra joya de la cocina criolla. Algunas de las más populares son los tamalitos en cazuela, unos tamales de masa tierna rellenos de cerdo desmenuzado, huevo duro, aceitunas, pasas y una deliciosa salsa criolla de tomates y especias que se cuecen lentamente en cazuelas de barro. La yuca rellena es otro manjar, con su exterior crujiente ocultando un suculento relleno de cerdo y frituras. Las clásicas moras, unas croquetas de carne de cerdo picada con especias y frituras, también son infaltables en cualquier mesa cubana que se precie.
La situación insular de Cuba la bendice con abundantes pescados y mariscos de extraordinaria frescura y calidad. Por ello, los platos de mar y río tienen un puesto de honor en la gastronomía criolla. Los ceviches de diferentes tipos de pescado, las gambas o camarones al ajillo, las suculentas lagostas y los archiconocidos cócteles de camarones son sólo algunas de las exquisiteces provenientes de las aguas circundantes. Un buen pescado entero a la sal como el pargo o la cherna, acompañados de una tierna yuca con mojo de cilantro y ajo o plátanos burros fritos son auténticos placeres culinarios isleños.
En cuanto a las viandas o tubérculos, llamados así por los españoles al desconocer estos alimentos traídos del Nuevo Mundo, tienen un papel protagónico en la cocina cubana. Los plátanos en sus diferentes variedades como el burro, macho, frito o simplemente asado son compañeros inseparables de las carnes y pescados. Pero también son exquisitos como plato de entrada o guarnición los ñames, boniatos y malangas, ya sean asados, fritos o en deliciosos purés y cremas.
Para los paladares golosos, la repostería criolla resulta muy difícil de resistir. Desde los clásicos flanes de huevo con su suave textura, hasta los buñuelos de viento o cascos de guayaba rellenos con cremoso dulce de leche, las opciones para endulzar el paladar son muchas. Pero si hay una especialidad dulce que reina en Cuba son los turrones artesanales, auténticas joyas de la confitería isleña. Elaborados a base de yemas de huevo azucaradas y mezcladas con almendras, frutas confitadas y otros deliciosos ingredientes, estos turrones se presentan con brillos abrillantados dignos de las mesas de la realeza.
Por último, no se puede hablar de la cocina criolla sin mencionar sus bebidas emblemáticas. El café cubano, producto de granos de Arábica tostados lentamente al calor de la leña, es todo un ritual diario de intenso sabor y aroma. Las variadas aguas frescas y cocteles de frutas tropicales como guayaba, mango, piña o la fresca y cremosa agua de coco son ideales para calmar el calor isleño. Y qué decir de las célebres bebidas espirituosas que Cuba ha regalado al mundo como los míticos mojitos, daiquirís y piña coladas, cócteles que son auténticos embajadores de la cultura culinaria y del buen beber cubanas.
¡Buen provecho, te lo desea Truca!